Originalmente escrito para el 483 aniversario de la Noche Victoriosa el Sábado, 28 de Junio de 2003, 02:13:28 a.m.
Cuando arribaron los españoles de la nación de Tlaxcállan a la ciudad de Mexíko, el gobernante de los mexíca Motecuhzoma II Xocoyotzin dio ordenes a las demás ciudades a dar entrada pacifica a los extranjeros. Cuitlahuac (Alga Acuática Seca), gobernante de Iztapalápan y hermano de Motecuhzoma, protestó dando la casi profética advertencia de que tal acción sería un terrible error.
Cuitlahuac no fue escuchado, y la entrada les fue concedida a Hernán Cortés y sus tropas, y fueron alojados en el Palacio de Axayacatl. Al principio los españoles fueron respetuosos de la forma de vida del mexicatl, pero después empezaron criticando a la religión y forma de vida. Los nobles de distintos puntos de la nación mexicatl comenzaron a sospechar de las verdaderas intenciones de los extranjeros, y muchos empezaron a llamar por su salida. Y aunque Motecuhzoma protegía y daba regalos suntuosos a los españoles, Cortés pensó que al estar en medio de una ciudad tan populosa y guerrera como la mexicatl debían tomar cartas en el asunto.
Cortés siguió capturando nobles y personajes importantes. Pero al no haber quien controlara el mercado, los alimentos de los españoles comenzaron a disminuir, así que Cortés demandó a Motecuhzoma restaurar el mercado, pero este le dijo que el único que podía hacerlo era su hermano Cuitlahuac.
Obviamente Cuitlahuac no restauró el mercado más grande de Anahuac, y se concentró en juntar tropas y gente para atacar a Cortés. Pero Cortés salió de la ciudad hacía Veracruz, ya que el gobernador de Cuba ordenó a Pánfilo Narváez arrestar a Hernán Cortés por ir contra las ordenes de España.
El pueblo enfurecido se alzo contra los españoles, los se resguardaban tras las paredes del Palacio de Axayacatl. Al regresar Cortés, reprendió con tal enojo a Alvarado que casi le quita la vida. Pero como lo necesitaba para defenderse de la multitud mexicatl, le perdonó la vida.
(Continuará...)