sábado, noviembre 19, 2005

Mexico es una farsa

Mexico es una farsa.

El país que conocemos como Mexico es una vulgar copia del sistema social, politica y economico de los Estados Unidos de America. Esto es producto lógico de la destrucción realizada durante el holocausto que los españoles hicieron durante varios siglos de colonización física, cultural y religiosa en el Anahuac, territorio erroneamente llamado Mesoamerica. El engaño de la independencia es por demas evidente ante las pruebas tempestivas del tiempo. Asi, se desbarata la tesis independentista tras ver que al no tener sistema o instituciones originarias e indigenas se recurrió a la instalaciones del mismo sistema y las exactas instituciones que se tenían en el Estados Unidos del siglo XIX. Dicho sistema politico, social y cultural hoy lo llamamos mexicano, con "x", cuando en verdad dicha creacion se trata de una calca del estadounidense. No puede seguirse sosteniendo que somos un país de verdad, cuya realidad tan solo torna alrededor de leyes y costumbres europeas colonizadoras. Por ello, seguimos siendo una colonia más. Hoy en día nos reducimos a una colonia del nuevo imperio gobernante, Estados Unidos, la del aguila calva, en vez de la aguila bicefala de Sacro Imperio Romano Germanico de Carlos V.

Se ha hecho creer que Mexico tuvo su nacimiento como pueblo e identidad cuando se alzaron Miguel Hidalgo, Morelos, y demás, en contra de la invasión francesa sobre España y la destitución del heredero al trono español Fernando VII. A ese descontento contra Francia le llamaron después malamente la "Independencia de Mexico". ¿Como va a nacer el espiritú colectivo nacionalista, el alma de un pueblo, cuando aquella noche Miguel Hidalgo, extranjero por cierto, gritaba a voces Viva Fernando VII? A partir de esa noche no nació nuestra patria, pues nuestra verdadera patria ya existía y era Anahuac, aquella constelación de naciones en aquellos hermosos tiempos precuauhtémicos (prehispanicos de acuerdo a los ignorantes) cuando eramos poetas, cantores, arquitectos y guerreros. Esa noche en que se gritaron los vivas a Fernando VII simplemente cambió el nombre de este monstruoso ente colonialista, de Nueva España a Mexico (con "x").

México, la terrible maquina que ha desolado la sabiduria y sembrado la pobreza, ignorancia y desolación se rehusa a morir aún aunque nuestra gloriosa verdadera patria ya empieza a emergir. Abrán quienes se envuelvan en esa erronea bandera trasquiversada para avalanzarse contra quienes ataquen a su Mexico con "x". ¡Por ignorancia! ¡Por alejarse de nuestras raíces! ¡Por avergonzarse de su sangre morena! Ellos son los malinches que acuden a arrodillarse ante el imperio: los que se nombran políticos mexicanos, intelectuales mexicanos, gobernantes mexicanos, legisladores mexicanos, jueces mexicanos. Pero los que mayor repugnancia dan son aquellos que se dicen maestros mexicanos, entreguistas ante la educación positivista eurocentrica que aleja a los niños y jovenes de sus verdaderas raíces anahuacas indigenistas. El magisterio, el sistema educativo, nos ha intentado quitar nuestros rostros, nuestros corazones. ¡Nos obligan una patria que no es nuestra, sino impuesta! Pues la nuestra es la original, la verdadera que siempre existió desde milenios atras: Anahuac.

¡Somos Anahuacas! ¡Del Anahuac venimos, y por Anahuac moriremos!
Nuestros heroes patrios no deberían ser curas españoles o vandalos revolucionarios. Pues nuestros ancestros, aquellos de quienes venimos, son valerosos hombres y mujeres indigenas que vivieron en los tiempos dorados, la época precuauhtemica, pináculo de nuestra civilización. Ah contraste entre las naciones de antaño, la mexica, acolhua, mixteca, zapoteca, otomi (teotihuacana - cuiculca), tolteca, tepaneca, mayas peninsulares, mayas de las tierras altas, mayas de las tierras bajas, tlaxcaltecas, huexotzincas, cholultecas, cempoaltecas, mixe, colhua, chalca, totonaca, huaxteca, raramuri, y huichol; con el actual generador de miseria y exodo llamado México. Desde que Mexico existe como tal tras la independencia de Francia (pues España ya ni siquera existía), una interminable serie de asesinos salvajes, corruptos depravados, y gigantes del egoísmo han destruido al pueblo anahuaca. A veces los llamamos presidentes, cuando nos incomodan son dictadores, y cuando nos conviene por intereses son heroes cuyas letras visten de oro. Esos rufianes han terminado con la tarea de los conquistadores españoles que llegaron durante el siglo XVI. El triunfo de los vandalos sin causa durante la Revolución Mexicana contra un gobierno vendido al imperio del momento significo la instauración de una dictadura perfecta. Ahora, amafiados bajo el abrigo imperialista de la decadente democracia, hacen migas en partidos políticos o en los medios de comunicación.

El gobierno actual nos obliga a querer al monstruo que día a día se lleva la vida de niños, mujeres y ancianos. Esa horripilante bestia nos ha empobrecido de alma y enflaquecido las carnes, nos ha sumido en el gigantesco pozo del interminable martirio de la desigualdad. Nos obligan a amar a ese nefasto ser que nos esta asfixiando sin poder respirar la esperanza de una vida digna y justa. Ese monstruo se llama México. Y nosotros no somos México, sino indigenas anahuacas. Tiene que ser destruida esa peligrosa bestia para que se eleve sobre ella nuestra hermosa patria Anahuac. ¿Acaso no tenemos las fuerzas de Cuauhtemoc el Grande? ¿Acaso no tenemos la astucia de Netzahualcoyotl? ¿Acaso no tenemos esa honorable sangre corriendo por nuestras venas?

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