Transcripción de mi participación en Stereo 91:
Vamos a comentar brevemente lo referente a la guerra de Yom Kippur, vivida en Medio Oriente porque mañana 6 de Octubre se cumplen 30 años, tres decadas, de que ocurriera guerra una de las ultimas grandes guerras emprendidas entre israelitas y arabes.
La guerra del Yom Kipur entre israelitas y arbaes la ganó Israel, pero treinta años más tarde sigue siendo traumática para el Estado judío, porque vio cómo se derrumbaba el mito de su superioridad militar. Como todos los años, Israel se aislará esta noche para el Día del Perdón. La celebración estará marcada por el atentado de ayer. Los agentes de la policía israelí rezarán por primera vez armados y miles de civiles voluntarios vigilarán las sinagogas. Pero esta celebración religiosa constituye también la ocasión de recordar a los caídos ante Egipto y Siria el 6 de octubre de 1973.
Aquel día, los ejércitos egipcio y sirio lanzaron una ofensiva por sorpresa contra las fuerzas israelíes para reconquistar el Sinaí y el Golán, ocupados en 1967. El ataque puso en dificultades por primera vez a un ejército acostumbrado a los éxitos fáciles. Tres semanas después, norteamericanos y soviéticos consiguieron imponer un alto el fuego. 2.700 israelitas murieron en el Sinaí frente al Ejército egipcio y en las colinas del Golán ante los sirios. Las bajas en las filas árabes fueron más del triple. Israel ganó la guerra tras 19 días de combates, pero los israelitas recuerdan sobre todo el fracaso de sus servicios secretos militares, incapaces de prever la inminencia del ataque.
El actual primer ministro de Israel, Ariel Sharon, en aquel entonces era general en la reserva, y participó activamente en aquella guerra, tras ser movilizado para ponerse al frente de una división blindada con la que cruzó el Canal de Suez. Sharon no excluyó esta semana que alguna vez pueda reproducirse un nuevo ataque por sorpresa. Asi lo dijo Ariel Sharon: “No puedo descartar esa posibilidad porque vivimos en una región donde no se acepta la existencia del Estado de Israel”.
Según Benny Morris, profesor de Historia, Israel entendió después de esta guerra que no podía extender su territorio a base de conquistas militares como en 1948, en el momento de la creación del país, y en 1967. Esta guerra marca probablemente el límite de la expansión de Israel, mostró a los israelíes que no podían extenderse más y que el mundo árabe no era un saco que se podía golpear a destajo. Afirmó Morris.
Y es que lo que dice Morris tiene algo de verdad, desde la guerra del Yom Kippur Israel ya no se ha lanzado a conquistar territorios extranjeros o invadir a otras naciones vecinas, como lo hacía muy acostumbradamente al comienzo.
El primer ministro en aquella época de la guerra del Yom Kippur, Menahem Beguin, y el presidente egipcio Anuar El Sadat firmaron un tratado de paz cinco años más tarde en Camp David, en Estados Unidos. Éste fue el primer acuerdo de este tipo realizado entre Israel y un país árabe en la historia.
El historiador militar Martin van Creveld por su parte estima que esta guerra se puede ver como la victoria más decisiva lograda por el Estado hebreo porque mostró a los gobiernos árabes que Israel seguiría existiendo. Afirma que 1973 probó que el Ejército israelí no era omnipotente ni podía dominar Oriente Medio por la fuerza, pero que también se puede afirmar que se trata, según Van Creveld, de la mayor victoria de Israel, porque después no se ha producido ningún intento de guerra de gran envergadura contra Israel.
Pues tal vez no se haya dado un conflicto de gran envergadura contra Israel como lo dice muy ufanamente el tal señor Van Creveld, pero lo que les puedo decir es que tal vez la frustración incrustada en la mentalidad de la sociedad árabe después de la guerra de Yom Kippur haya dado pie a guerras menos tradicionales, ojo... menos convencionales, como los ataques terroristas y las que tan de moda están... las intifadas. El día que estalle una guerra de gran envergadura entre Israel y cualquier nación arabe es muy dificil de que se presente, porque tenemos que acordarnos que los EEUU de un tris intervendrían, cosa que hace pensar a cualquier país arabe, y sobre todo después de los sucedido a Iraq, simplemente significaría un suicidio el hecho de que un estado arabe atacara a Israel. Por eso si se soltara una guerra con Israel, de plano llevaria patas de cabra a lo que queda del Medio Oriente soberano e independiente.
La cuestion entonces esta con los grupos terroristas. Los terroristas no tienen nación, no son un país, son simplemente organizaciones... pero... que son financiadas por ciertas naciones interesadas por ver desaparecer a Israel. ¿Ejemplos? Tenemos el caso de Hezbollah, terroristas operando en el sur del Libano, pero financiados por sirios y bajo el resguardo de libaneses titereteados por Siria. Esta también el caso de Hamas, quien posiblemente tenga nexos hasta Irán. Todos estos grupos que tal vez no desencadenen una guerra frontal, pero si ponen en jaque el sistema israelita.
Jacques Cohen, que en 1973 en la guerra de Yom Kippur se encontraba en el Sinaí con 19 años, cuenta que la mitad de los 70 miembros de su unidad murieron en combate. Dice Cohen: “La guerra nos enseñó que la fuerza no basta. Debemos intentar con más seriedad el diálogo y no sólo recurrir a las armas, aunque seamos los más fuertes”.
Los árabes, que con esta guerra sólo querían lograr objetivos limitados, sobre todo en el caso de los egipcios, inquietos por retomar la iniciativa diplomática, la celebran como un éxito político. El general Husein Zakaria, director de la academia Nasser, estima que «las circunstancias que ayudaron a lanzar la guerra y facilitaron el éxito de las fuerzas egipcias y sirias, así como el eficaz respaldo árabe que se plasmó en el recurso del petróleo, ya no están vigentes, opina Zakaria. «El desarrollo tecnológico ya no permite dar sorpresas como la guerra de 1973», afirma. «Por otro lado, la nación árabe contribuyó entonces a la guerra aportando armas o cortando el suministro de petróleo, algo imposible hoy en día», remata Zakaria.