Desde la caida de Cuauhtemoc en 1521, cuando fue capturada la capital mexica en manos de los hispanos, nunca de manera publica, alegorica y tan hermosa se habia hecho remembranza de nuestra verdadera aguila. Aquella aguila que nunca tuvo serpiente en su pico. Aquella aguila que nunca estuvo devorando a la preciosa serpiente (Quetzalcoatl). Pensariamos que fuesen hombres sabios de ya muy avanzada edad o eruditos con semblantes sobrios quienes sacarian por primera vez a la luz publica a esa aguila verdadera. Vaya ironia nos da nuevamente la historia, pues fueron niños quienes salieron a las calles portando su arte haciendo memoria de lo que ellos bautizaron como aguila atlachinolera.
Que pensaria Cuauhtemoc si aun viviera?
Oh! Me lamento por aquellos que ya partieron
y nunca vieron alzarse nuevamente
en el palpitante centro del Anahuac
a nuestra aguila milenaria solar,
inalcanzable y honorable,
que al abrir sus alas y sacar su pecho
el cantico de la guerra grita a los aires.
Atlachinolli! Atlachinolli!
Ea anahuacas! Oid al cuauhtli!
De nuevo entona! A lo nuestro llama!
Por su boca no sino de niños,
que al abrirse en su dorado pasado
depositarios son del legado cuauhtemico.
Gracias a la sabiduria de Francisco Hernandez, organizador del evento efectuado el dia de hoy, 23 de Septiembre de 2005 en Coyoacan. Pues su amor por difundir nuestra cultura precuauhtemica entre los valiosos barrios en los que trabaja con niños ha hecho posible este gran evento de proporciones historicas. Por primera vez desde la caida de Cuauhtemoc se ha sacado el aguila atlachinolera sin devorar serpiente alguna por las calles, plazas y casas culturales. Todo esto en un solo dia. Ni los grandes eruditos lo hubiesen hecho, mas de los niños debemos aprender. Tras estar en la Plaza Aguilita caminaron con rumbo hacia la Casa Talavera. Lamentablemente no tuve el tiempo de asistir a tan historico momento, pues demasiado lejos de Coyoacan me encuentro. Pero no debemos subestimar esos dibujos que hicieron los pequeños. Aquellos que hasta su playerita diseñaron con elementos del Atlachinolli (o Atl Tlachinolli). Porque aquel dia que los sacerdotes Coyohua y Quautlequetzqui encontraron el aguila en el islote, la descubrieron refrescandose en los primeros rayos solares, atestiguaron como dio su canto sagrado de la guerra, el atlachinolli. Glificamente con el tiempo estuvo asentado en la historia escrita con un aguila, y de su pico, saliendo el simbolo dual metafisicamente muy importante del Atlachinolli, que literalmente significa Agua Quemada. Palabra poetica, dijo alguna vez Octavio Paz del atlachinolli. Pues sin duda, la alegoria de tener agua... quemada, es magistralmente elevada.
Guerra! Debemos cantar "Atlachinolli" cada dia que despertemos. Acudamos a la escuela, trabajo, a cualquier lugar con la idea de dar lo mejor posible para obtener los mas altos ideales solares. "Atlachinolli" debemos gritar al defender nuestra cultura, a la anahuaquidad. "Atlachinolli" debemos entonar, al igual que el aguila, para sobresalir como sociedad, y elevarnos de la atorada mediocridad en que estamos sombriamente inmersoso como pueblo.
De pie parate, anahuaca, y entona el atlachinolli;
Pues tu aguila alguna vez tambien lo hizo.
Ahi donde la serpiente silba y el pez vuela.
Oh! Me lamento por aquellos que ya partieron
y nunca vieron alzarse nuevamente
en el palpitante centro del Anahuac
a nuestra aguila milenaria solar,
inalcanzable y honorable,
que al abrir sus alas y sacar su pecho
el cantico de la guerra grita a los aires.
Atlachinolli! Atlachinolli!
Ea anahuacas! Oid al cuauhtli!
De nuevo entona! A lo nuestro llama!
Por su boca no sino de niños,
que al abrirse en su dorado pasado
depositarios son del legado cuauhtemico.
Gracias a la sabiduria de Francisco Hernandez, organizador del evento efectuado el dia de hoy, 23 de Septiembre de 2005 en Coyoacan. Pues su amor por difundir nuestra cultura precuauhtemica entre los valiosos barrios en los que trabaja con niños ha hecho posible este gran evento de proporciones historicas. Por primera vez desde la caida de Cuauhtemoc se ha sacado el aguila atlachinolera sin devorar serpiente alguna por las calles, plazas y casas culturales. Todo esto en un solo dia. Ni los grandes eruditos lo hubiesen hecho, mas de los niños debemos aprender. Tras estar en la Plaza Aguilita caminaron con rumbo hacia la Casa Talavera. Lamentablemente no tuve el tiempo de asistir a tan historico momento, pues demasiado lejos de Coyoacan me encuentro. Pero no debemos subestimar esos dibujos que hicieron los pequeños. Aquellos que hasta su playerita diseñaron con elementos del Atlachinolli (o Atl Tlachinolli). Porque aquel dia que los sacerdotes Coyohua y Quautlequetzqui encontraron el aguila en el islote, la descubrieron refrescandose en los primeros rayos solares, atestiguaron como dio su canto sagrado de la guerra, el atlachinolli. Glificamente con el tiempo estuvo asentado en la historia escrita con un aguila, y de su pico, saliendo el simbolo dual metafisicamente muy importante del Atlachinolli, que literalmente significa Agua Quemada. Palabra poetica, dijo alguna vez Octavio Paz del atlachinolli. Pues sin duda, la alegoria de tener agua... quemada, es magistralmente elevada.
Guerra! Debemos cantar "Atlachinolli" cada dia que despertemos. Acudamos a la escuela, trabajo, a cualquier lugar con la idea de dar lo mejor posible para obtener los mas altos ideales solares. "Atlachinolli" debemos gritar al defender nuestra cultura, a la anahuaquidad. "Atlachinolli" debemos entonar, al igual que el aguila, para sobresalir como sociedad, y elevarnos de la atorada mediocridad en que estamos sombriamente inmersoso como pueblo.
De pie parate, anahuaca, y entona el atlachinolli;
Pues tu aguila alguna vez tambien lo hizo.
Ahi donde la serpiente silba y el pez vuela.
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