jueves, junio 16, 2005

Enseñanzas dadas en la antiguedad de padres a hijos.

Chantico, energia del hogarEstas son las lecciones vertidas por los padres a sus hijos, en tiempos antiguos de la Anahuac indigena. En este caso, son las recopiladas por Sahagun. A manera de buen entendimiento, y para facilitarlo a la población en general, he resumido y/o sintetizado dichas platicas hechas de padres a hijos e hijas. Estos son los preceptos indigenas perdidos desde el holocausto de la conquista española. Y si los recuperamos, por fín caminaremos para ser por primera vez, una sociedad, y no una suciedad.

La platica hecha por los padres, a sus hijos que llegaban a edad de entendimiento. (Resumido y sintetizado) sobre moralidad.

Primero, se un amigo de Dios, que es invisible e impalpable. No desvíes del camino de la espiritualidad. Nunca seas presumido, y que tu corazón no sea altivo. No seas desesperado y cobarde de corazón, sino de humilde corazón. Para ellos, que tu esperanza nunca falte en tu espiritualidad.

Segundo. Ten paz con todos. A nadie averguences. Respeta a todos. No retes o provoques a alguno. No des a entender a la gente todo lo que sabes. Se humilde ante todos, y que digan todo lo que quieran de ti. Calla, y aunque te causen daño, no respondas. Se sufrido y comportado.

Tercero. No pierdas el tiempo que Dios te regala en este mundo. No pierdas día ni noche. Ocupate en cosas provechosas todos los dias y todas las noches. No desperdicies el tiempo.

Platica hecha por los padres a sus hijas, con tierno lenguaje.

Tu, hija mía, preciosa como cuenta de oro y como pluma rica, ya tienes uso de razón para saber y entender como son las cosas del mundo. ¡Oh hija mía, que este mundo es de llorar y de aflicciones, y de descontentos, donde hay fríos y destemplanzas de aire, y grandes calores del sol, que nos aflige, y es lugar de hambre y sed! Nota lo que te digo, hija mia, que este mundo es malo, donde no hay placeres sino descontentos. No hay placer sin que no esté junto con mucha tristeza. No hay descanso que no esté con mucha aflicción. Ésto nos dejaron los antiguos para que no haya demasiados llantos y tristezas. Este es el estilo del mundo.

Por eso es menester que sepas cómo has de vivir, y como has de andar tu camino. Porque el camino de este mundo no es difícil, sino espantablemente difícil.

No te deshonres a ti misma. No te avergüences a ti misma, y no avergüences a nuestros antepasados. No te conviertas en persona vil, pues eres noble y generosa.

Como regla debes apegarte a la espiritualidad.

Haz lo que es de tu oficio: Hacer cacao o chocolate. Moler el maíz. O a hilar y tejer. Y procura aprender bien como se hace la comida.

Y si por ventura llegáras a la pobreza, aprende muy bien el oficio de hilar y tejer. Abre bien los ojos para ver como hacen de tejer, labrar y poner las pinturas en las telas. Como poner los colores, y como juntarlos para que se vean bien. No dejes de saber esto por negligencia o pereza, porque ya no eres una niña, y tienes buen tiempo de aprender esto. Porque el día que te cases; ¿Que va a ser de tí?

No deshonres a tus padres, ni siembres estiercol y polvo encima de tus pinturas, es decir las buenas obras y fama. No los infames.

No te des al deleite carnal. Procura no arrojarte sobre el estiercol y la hediondez de la lujuria.

No escojas entre los hombres el que mejor te parezca, como hacen las que van a comprar al tianguis o mercado. Recibe al que te quiere y te eliga. No andes buscando como las que andan escogiendo las más sabrosas mazorcas, pues el amor te busca a tí. Hija, no te juntes con otro hombre, sino con aquel con el que estés. Persevera con él hasta la muerte. No lo abandones si llega a tener un trabajo bajo y pobre, no lo menosprecies.

Platica de los padres a sus hijos sobre como se humildes de corazón.

Mira que este mundo es muy peligroso, cruel y trabajoso. Por esta causa los viejos dijeron:

No se escapa nada de las descendidas y subidas de este mundo, de los torbellinos y tempestades que en él hay; o de las falsedades y solazamientos, y dobleces, y falsas palabras que en el mundo hay; muy engañoso es este mundo, ríese de unos, gózase con otros, burla y escarnece de otros, todo esta lleno de mentiras, no hay verdad en el, de todos escarnece.

Esto fué lo que dijeron nuestros antepasados, de quien descendemos. Vivieron en grande humildad en este mundo, no vivían en presunción y soberbia, en altivez y deseo de honras. Anduvieron siempre encorvados e inclinados hacía la tierra, no se estimaron sino como pobres y peregrinos, a pesar de haber sido grandes gobernantes o importantes personajes. Ricos y poderosos. Tuvieron grandes palacios, todo tipo de comidas, buenas vestimentas. ¿Y acaso por esto presumían? ¿Y por esto menospreciaron a los que eran inferiores? ¿Por ventura esto les afecto el cerebro o perdieron el juicio? No. Antes bien eran bien hablados y humildes. Respetaban a todos, y se abajaban hasta la tierra y se tuvieron como nada. Y cuantos más honrados y estimados eran, más se inclinaban, lloraban y suspiraban.

De esta manera, hijo mío, vivieron los viejos de quien descendemos, tus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos. Aquellos de quen descendiste. Pon los ojos en ellos. Mira sus virtudes, su fama, y el resplandor y claridad que nos dejaron. Observa el espejo que ellos dejaron, y ponlo delante de tí. Tenlo delante de tus ojos, mírate en él y verás quien eres. Trata de que tu vida la hagas semejante a la suya. Pon su vida delante de tus ojos, y luego conoceras las faltas que tienes, los defectos y manchas que hay en ti.

Mira hijo, que esto que te he dicho de la humildad, sujeción y menosprecio de tí mismo, debe ser de corazón. No fingas, pues entonces se dirá de tí que eres un titoloxochton, un hipocritilla. Tambien te pueden decir tlanixiquipile, un falso.

Doctrina que el padre daba a su hijo sobre la manera de comportarse en la sociedad.

Lo primero es que seas cuidadoso de tu espiritualidad. De rezar, barrer las imagenes y ofrecer incienso.

Segundo. Tendrás cuidado cuando fueres por la calle, ni con mucha prisa ni despacio, sino con honestidad y madurez. Los que no lo hacen así, los llaman ixtitómac cuécuetz, que quiere decir persona que va mirando a diversas partes como loco, y como persona que va andando sin honestidad ni seriedad. sino liviano y ruidoso. También dicen de los que van despacio que son uiuilaxpol, xocotezpol, eticapol, que quiere decir persona que va arrastrando los pies, que anda como persona pesada. No hagas meneos con el cuerpo, ni andes inclinada cabizbaja, con la cabeza inclinada a los lados, mirando hacia todos lados, porque pueden decir que eres bobo o tonto y malcriado, maldisciplinado y aniñado.

Tercero. Preocupate por tu forma de hablar. No hables apresuradamente ni con desasosiego. No alces la voz, porque no se diga de ti que eres hablador, desentonado, bobo, alocado o rústico. Tendrás un tono moderado, ni bajo ni alto en hablar. Sea suave y blanda tu palabra.

Cuarto. Se cuidados en lo que ves y oyes. No míres curiosamente a la gente en la cara, o sus vestimentas. En especial, no míres incorrectamente a las mujeres, sobre todo a las casadas.

Quinto. Guardate las cosas que oigas y que no te competan que se dicen de otras personas. Especialmente de la vida ajena, haz como si nunca lo hubieses escuchado. Pues si hablas de ellos, te meterás en problemas, e incluso acusarte de algo que no hayas hecho.

Sexto. Hijo mío, no esperes a que te llamen dos veces. A la primera responde, levantate, y vé a quien te llama. Si te envían a algun parte, ve corriendo y en un salto. Si te mandan tomar una cosa, ve por ella sin tardanza, sé diligente y muy ligero como el aire. Porque esperar a que te llamen o manden dos veces es cosa de bellacos, es cosa de perezosos y de personas viles sin ningun valor.

Séptimo. Cuando te vistas, sé medido y honesto. No seas curioso en tu vestir. No seas fantastico con ropa curiosa y muy trabajada, ni tampoco lleves cosas rotas y viles. Tráete honestamente como hombre de bien. No traigas mal tu ropa, aunque veas que otros lo hacen, no los imites.

Octavo. Quiero decirte, hijo mío, se cuidadoso al comer y en el beber. No comas mucho en la mañana y en la noche. Si tienes trabajo, procura comer antes de que comiences tu trabajo. Cuando comas, no lo hagas de prisa, con grandes bocados, ni metas mucha comida en la boca, ni tragues como los perros. Comeras con sosiego y reposo. Al principio de la comida, lavate las manos y la boca. Cuando estés con otras personas, llevarás la jícara de agua para que se laven los otros. Y después de haber comido harás lo mismo, te lavaras las manos, la boca y limpiarás tus dientes. Barreras el lugar donde se comió.

Cosa digna dicha por sus padres a sus hijos e hijas por iguales.

Una cosa te quiero decir, que te conviene mucho tener en la memoria, porque es digno de notar, que es sacada de los tesoros y cofres de nuestros mayores los cuales dijeron:

“El camino seguro por donde debemos caminar en este mundo es muy alto y muy estrecho, y desviando a cualquier parte de este camino no podemos sino caer en una profunda barranca, y despeñarnos de una gran altura.”

Esto quiere decir que es necesario que todas las cosas que hicieremos y dijéremos sean regladas con la providencia.